Nuestra terreta tiene tantos sitios maravillosos para visitar y conocer. Uno de ellos es la Plaza Redonda, de 37 m de diámetro y que data de 1837 (aunque inaugurada en 1840), y construida por Salvador Escrig Melchor. Si bien hace honor a su nombre, además de que al erigirse en esa época era el centro de la ciudad, ha tenido otros apelativos. En el pasado se le conoció como Nueva, Plaza del Cid, Plaza de la Regencia, El Clot -agujero-, y también Circular.

Lo que sí es cierto es que desde sus inicios siempre ha estado rodeada de pequeños comercios, sobre todo de carne y de pescado. Como uno de sus accesos, que se le conoce como la calle de la Pescadería. Es una plaza imponente, sin duda, como un gran ruedo al cual se accede por medio de cuatro entradas que, a manera de túneles, dan hacia diferentes calles.

La fuente de Plaza Redonda

Plaza Redonda está llena de vida y de luz, en donde una fuente da la bienvenida a todos los visitantes. Esta fuente de taza redonda, se colocó en 1850, y se caracteriza por un pilar acabado en columna justo en su centro y rematado con un farol valenciano (por supuesto). Aunque fue retirado posteriormente, la fuente sigue siendo el punto focal con sus cuatro caras de bronce.

Además alberga comercios de artesanías, donde es posible comprar desde un recuerdo de la visita hasta un bordado, botijos o cerámicas. Los bares de tapas no podían faltar, como tampoco las viviendas y almacenes que la circundan en esas tres alturas. Los primeros pisos se caracterizan por sus balcones de forja, y el tercero, con ventanas. Para el 2008 la Plaza Redonda fue rehabilitada y ahora luce su tono original. Y hace unos diez años se sustituyó el anillo interior por una instalación más actual.

Tradición y modernidad en la Plaza Redonda

Hay más puntos de venta, es verdad, así como una cubierta de placas de vidrio, pero nada de esto resta belleza o luz a la Plaza Redonda. Con estas remodelaciones, se ha instaurado un mejor orden y se le ha devuelto su aire diáfano a esta plaza de arquitectura neoclásica. Y dada su ubicación, es posible ir a sitios como el Mercado Central, la Catedral o Santa Catalina. La Plaza Redonda, con sus azulejos policromados, viviendas en su interior, comercios centenarios, ha cambiado, pero envejecido y rejuvenecido muy bien.

Tiene ahora un suelo de hormigón pulido, pero se conservan negocios como la Tienda de las Ollas de Hierro o la Casa de los Botijos. Ni qué decir de la Horchatería Santa Catalina, uno de los comercios reposteros más icónicos de Valencia. Es así que al acudir a Plaza Redonda, ya sea desde Derechos, la Plaza Lope de Vega, Sombrerería o Pescadería, siempre encontrarás ese artículo que necesitas. O sencillamente, para ir y mirar la fuente, cómo cae el agua por sus costados y sentir que estás en un lugar que fusiona costumbres, tradiciones y modernidad a la vez.